dijous, 26 d’abril del 2012

Margarita

Tienes los ojos como yo,
de color de caramelo chupado,
me decía la tía.

Nunca nos conocimos mucho
(yo demasiado tímida, ella demasiado orgullosa)
y tampoco hicimos nada por conocernos
hasta estos últimos años,
cuando ya le empezaban a apuntar las alas.

Cómo te pareces a tu padre, me decía,
esa caída de ojos...
...él tan grises; tu, de caramelo,
como yo.

Cascadas, cascadas de luz.

Te regalaré lo que tejan mis manos,
aunque ahora me duelen.

Y fue lo último.

Lamenté lo mucho que no habíamos hablado
cuando se fue,
la rápida manera de disolverse
que nos dejó más de un abrazo pendiente,
más de una risa
(yo menos tímida, ella menos orgullosa),
a pesar de saber que deseaba irse
discretamente por la puerta de atrás,
con ese incierto humor ácido, genético,
que en algún punto del espacio,
todavía, como el color de ojos,
compartimos.

1 comentari:

  1. Allà on sigui, els fils es troben i s'enllacen. Els missatges creuats porten un caramel com a segell. Estrella esfullada, pau que brilla.
    Blackman

    ResponElimina